miércoles, 16 de noviembre de 2011

Mordeduras de perros y sus consecuencias


Los niños y las mordeduras de perros van íntimamente unidos. En España, cerca de 70.000 niños son mordidos al año por un perro, aunque la mayoría de ellos sufren lesiones superficiales y leves; siempre hay un porcentaje de heridas graves o muy graves que son a las que más importancia hay que darles.

Según un estudio realizado por Hospital Infantil Teresa Herrera del Complexo Hospitalario Juan Canalejo de La Coruña, cerca de un 45% de menores de 15 años han sufrido la mordedura de un perro, en menor o mayor gravedad.



Los cirujanos plásticos y máxilofaciales tienen que tratar con demasiada frecuencia a víctimas de estos ataques, y comprueban lo devastador que puede llegar a ser el ataque de un can a un niño. Durante el 2010, se realizaron cerca de 33.000 intervenciones reconstructivas, relacionadas con mordeduras de perros, en Estados Unidos, según las estadísticas de la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos (ASPS).

Un 65% de las mordeduras se localizan en cara y cuello, principalmente en niños menores de 4 años. Por lo que es fundamental extremar las precauciones en las relaciones entre los niños y los perros. Teniendo en cuenta estas cifras y la gravedad de muchos de estos ataques, tanto a nivel físico como a nivel psicológico, debería llevarnos a todos, como sociedad, a revaluar y adaptar la conciencia social respecto a la relación entre los niños y los animales.

Para saber qué hacer ante las mordeduras el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, ha elaborado un artículo interesante sobre las mordeduras en general, y como reaccionar. Puede leer este artículo pinchando aquí.


viernes, 2 de septiembre de 2011

Un nuevo compuesto para la reconstrucción facial


Ingenieros biomédicos de la Universidad Johns Hopkins en Estados Unidos, han desarrollado un nuevo material líquido, que en las primeras pruebas en ratas y humanos ha demostrado resultados gratificantes, reestableciendo el tejido dañado por tejido sano y duradero. El material, es un compuesto de moléculas sintéticas y biológicas, que se inyecta debajo de la piel, sobre la piel tratada se coloca una lámpara para facilitar la formación de una estructura sólida, de la misma forma que el frío hace que la gelatina pase de estado líquido a sólido adaptándose al molde.. El equipo de investigación afirma que el producto puede reconstruir la cara de los soldados afectados por lesiones debido a las ondas expansivas, en un día.

Los investigadores han creado el material compuesto con ácido hialurónico (HA), un componente natural presente en la piel de las personas jóvenes que confiere elasticidad; y polietilenglicol (PEG), una molécula sintética que se usa con éxito como pegamento quirúrgico y no causa reacciones del sistema inmunitario severas.

Según el doctor Jenifer Elisseeff, el equipo tiene grandes esperanzas puestas en su uso con personas con deformidades faciales, quienes suelen desarrollar traumas sociales y psicológicos. Con las actuales técnicas reconstrucvitvas, cirugía plástica principalmente, al intentar modificar el tejido blando para que adope una forma natural, se producen cicatrices,
distorsionando, de igual forma, el aspecto natural de la piel. “Muchos de los productos que hay en el mercado para rellenar la piel están compuestos por materiales parecidos al HA, pero sus efectos sólo son temporales, y su capacidad para remodelar grandes zonas de la cara es limitada. Nuestra esperanza es desarrollar un producto más efectivo para las personas, como
nuestros veteranos de guerra, que necesitan una reconstrucción facial muy amplia”.


Si quieres tener más información sobre estas investigaciones, pincha en aquí.

viernes, 8 de julio de 2011

Los cuidados de la piel en verano

Con la llegada del buen tiempo llega la temporada de las piscinas, playas, pantalones cortos,… y por ello la importancia de saber los efectos del dominante astro SOL sobre nuestra piel.
Después de escuchar durante muchos años la importancia de protegernos de los temidos “rayos ultravioletas”, sabemos que antes de exponernos al sol hay que aplicarse una crema protectora solar, con el Factor de Protección adecuado a nuestra piel. Pero, ¿cuál es el factor apropiado? ¿hay que echarse crema cuando paseamos por la calle? ¿con una camiseta es suficiente para protegernos? El sol produce radiación visible e invisible. Los ra­yos invisibles Utravioleta A (UVA) y Ultravio­leta B (UVB) causan la mayoría de los problemas. Los dos producen el bronceado, las quemaduras y el fo­toenvejecimiento. NO HAY RAYOS ULTRA­VIOLETA SE­GUROS.
Los  rayos UV son más intensos en el verano, en zonas de mayor al­tura y mayor proximidad al ecuador. Los efectos de los rayos UV  aumentan por el viento y  el reflejo de la luz en el agua, arena y nieve. Aún los días nublados se recibe una importante radiación solar.
El uso de protectores so­lares pre­viene el daño ac­tínico cutáneo y la apari­ción de cáncer de piel. Se reco­mienda evitar los baños de sol, utilizar sombrero y vestido adecuado así como una crema  fo­topro­tectora de al menos un factor de protección de 15.
Los fotoprotectores ab­sorben, re­flejan o disper­san los rayos solares que llegan a la superficie de la piel. Se pueden encontrar en el mercado de for­mas muy diversas como cremas, lociones, aceites, geles y en barras. Todos están marcados con el Fac­tor de Protec­ción Solar (FPS)  -Sun Protection Factor (SPF)-  Cuanto mayor es el FPS , mayor es la protección contra las quemadu­ras solares, causada mayori­taria­mente por los UVB. Algunos foto­protectores llamados " Pantallas To­tales" bloquean tanto los UV A como los UV B por lo que protegen también de otros efectos del sol aparte de las quemaduras. Los fotoprotectores no son perfec­tos, por lo que la FOTOPROTEC­CIÓN debe ser  más un hábito de educación que seguir unas normas; por ello se debe comenzar por evi­tar las horas de mayor inso­lación  y vestir la ropa adecuada.
Los fotoprotectores se deben apli­car unos 20 minutos antes de sa­lir al exterior y volverlos a ex­tender cada dos horas y después del baño y del ejercicio intenso. Las sombrillas  y pantallas no previenen del todo el daño solar ya que los ra­yos son reflejados en el agua, la arena o las su­perficies bri­llantes.
La mayoría de la ropa ab­sorbe o refleja los rayos UV, pero el tejido flojo (holgado) como las prendas caladas  y la ropa húmeda pegada a la piel ofrecen poca protección. Como norma, si al mirar directamente al sol a través del tejido de una prenda se aprecia la silueta de éste, entonces  el vestido ofrece poca protección.
Si ahora hablamos de los cuidados que hay que tener con una cicatriz en esta época estival, hay que multiplicar por dos los cuidados. Los rayos UV, sean A y/o B, son fatales para la correcta evolución de las cicatrices. La piel nueva de las cicatrices es extremadamente sensible, por lo que necesita un cuidado extra. Esta sensibilidad hace que sean más susceptibles de quemarse por el sol, produciéndose una híper pigmentación de la piel de la cicatriz, por lo que se notarían más. Pero la exposición solar no sólo produce este cambio de color en las cicatrices, también hace que la piel sea más dura; por lo que la suma de ambos efectos provoca que la cicatriz, lejos de disimularse, cada vez se note más. Por todo esto, es importante protegerla de los rayos UV ahora que lo tenemos más cerca.

lunes, 13 de junio de 2011

La silicona en el tratamiento de las cicatrices

Los apósitos de silicona están compuestos por redes de polímeros de polidimetisiloxano. Existen numerosos estudios que muestran la efectividad de la silicona en el tratamiento y prevención de las cicatrices hipertróficas y queloides.
Existen en la actualidad más de 20 marcas de apósitos de silicona para el tratamiento de cicatrices en el mercado. Algunos son autoadhesivos pero la mayoría no tienen propiedades de adherencia. La respuesta de los pacientes ante este tipo de tratamiento revela la comodidad de su uso, la efectividad en la disminución del tamaño de la cicatriz, color, grosor, así como el mínimo porcentaje de efectos secundarios que presenta.

¿Cómo funciona?

El uso de los geles de silicona en el tratamiento de cicatrices es relativamente reciente. Este tipo de apósitos fue utilizado por primera vez en Australia, en 1982 por Perkins. En un principio se utilizó junto con vendajes compresivos, hasta que se comprobó la efectividad de la silicona usada de forma aislada. Se han desarrollado diversas teorías acerca de cómo funciona la silicona, aunque ninguna de ellas está científicamente probada. Se sabe que los resultados que se obtienen no están relacionados con el efecto de presión, ni con el aumento
de temperatura, presión de oxígeno u oclusión, que son las explicaciones dadas por otras láminas que no poseen silicona, la presión ejercida por estos apósitos recientemente lanzados al mercado, es mínima, con lo que existe una discusión abierta con los resultados que prometen. Las biopsias realizadas no muestran diferencias histológicas entre las cicatrices tratadas y los controles, y no existe evidencia alguna de que se produzca absorción de silicona.
La teoría actual y más aceptada se basa en que el apósito de silicona imita el efecto del estrato córneo, capa directamente implicada en la regulación hídrica (controla la pérdida de vapor de agua), esto implica que los apósitos de silicona controlarían la reducción del vapor de agua, produciendo una disminución de los depósitos de colágeno. Esto concurre en una disminución de los depósitos de colágeno y como consecuencia una disminución del tejido cicatricial.

lunes, 30 de mayo de 2011

Cicatrices hipertróficas y queloides


Los queloides y las cicatrices hipertróficas surgen como consecuencia de un excesivo crecimiento de tejido cicatricial (colágeno) en una herida cutánea tras sufrir la piel un traumatismo: quemaduras, cirugía, etc. El nuevo tejido es prominente, redondeado y duro, con márgenes irregulares. La diferencia entre una cicatriz hipertrófica y un queloide reside en la capacidad del queloide en extenderse en superficie, mientras que las cicatrices hipertróficas se extienden en grosor.
Generalmente los queloides no mejoran con el tiempo, sin embargo las cicatrices hipertróficas si pueden mejorar.

Las cicatrices hipertróficas y los queloides difieren de la piel en estado normal o de una cicatriz normal en que están muy vascularizadas, tienen gran cantidad de células mesenquimáticas en la dermis, y una capa de células epidérmicas de gran grosor.


Las fibras de colágeno se colocan aleatoriamente unas sobre otras (sin organización), y existe una excesiva producción de colágeno tanto en las cicatrices hipertróficas como en los queloides.

Los fibroblastos se transforman en miofibroblastos, con características similares a las células musculares produciendo la contracción del tejido cicatricial. Esto resulta un grave problema si la cicatriz se sitúa en una articulación, pudiendo deformarla o incluso dejarla inmóvil.
Esta comprobado que la aparición de queloides es debida a una predisposición genética, y existen estudios de prevalencia familiar.



Se han identificado distintos factores de riesgo en la formación de las cicatrices:

  1. Edad: Las personas con edades comprendidas entre 10 y 30 años son más susceptibles a la formación de este tipo de cicatrices.
  2. Localización de la herida: Heridas situadas en las articulaciones y zonas con piel de mayor grosor están más predispuestas a la formación de cicatrices hipertróficas y queloides.
  3. Color de la piel: Las personas de raza negra son más susceptibles a la formación de queloides.
  4. Factores genéticos:  Existen estudios que indican la herencia como un factor de riesgo en la formación de cicatrices hipertróficas y queloides.

martes, 24 de mayo de 2011

¿Cómo se forma una cicatriz?

Cuando la herida se cura, la inflamación y el tejido de granulación disminuyen, el número de fibroblastos y de células endoteliales se reducen; es entonces cuando el colágeno se entrecruza a través de puentes dando lugar a la formación de la cicatriz.
La formación de cicatrices ha sido definida como “la perturbación microscópica de la estructura y funcionamiento de la arquitectura de la piel”. La cicatriz continua remodelándose durante bastante tiempo después del cierre de una herida y no se considera terminada la fase de maduración hasta uno o dos años después de la lesión.
Usualmente las cicatrices se presentan con tonos de color más pálidos, o más oscuros que la piel normal. Los haces de colágeno son más gruesos y densos y no están alineados con la epidermis sino entrecruzados, el contenido en elastina es pobre y la unión dermis-epidermis es plana, está alterada la vascularidad de la zona así como la inervación; no aparecen en la cicatriz ni folículos pilosos ni glándulas sebáceas (ausencia de vello y grasa).

miércoles, 18 de mayo de 2011

Láminas o placas de silicona

Recientemente ha aparecido publicado (Ref.1) una recopilación y revisión de los diferentes tipos de tratamiento, la revisión ha sido llevada a cabo por expertos en las áreas de cirugía plástica, dermatología, etc, en ella se revisan más de 300 artículos publicados en los últimos 30 años, y se establecen una serie de recomendaciones para el tratamiento más adecuado de las cicatrices.
La conclusión más importante es el uso de láminas o placas de silicona como tratamiento de elección, bien solas o combinadas con otros tratamientos.

Se conoce el efecto que la presión ejerce aplanando la piel. Aunque este método ha sido ampliamente utilizado durante muchos años, su mecanismo de acción se desconoce. La presión puede utilizarse no sólo como terapia una vez formada la cicatriz, sino también como método profiláctico. En muchos casos con excelentes resultados y sin efectos secundarios, la presión puede ser un método alternativo en el tratamiento de cicatrices hipertróficas y queloides.
Normalmente la presión se obtiene mediante uso de vendas elásticas de algodón y de materiales confeccionados especialmente para esta función, que por lo general suelen ser de licra. Estos materiales se fabrican de forma personalizada (con las medidas de cada paciente) y con la peculiaridad de que deben permanecer en la cicatriz 24 horas al día y únicamente se retiran para realizar la limpieza de la zona. El tiempo mínimo que debe durar el tratamiento oscila de 4 - 6 meses a 1 año.

El inconveniente de este método es la incomodidad para el paciente en épocas de calor. El vendaje debe cambiarse con frecuencia para garantizar la presión y esto puede resultar un problema en niños donde los cambios son muy frecuentes. La combinación de láminas de silicona tipo Mepiform
®, debajo de esta presoterapia mejora los resultados, o bien como tratamiento alternativo para facilitar la comodidad del paciente.



1 Hart, J. Inflammation 1: its role in the healing of acute wounds. J Wound Care 2002; 11: 6, 205-209.