viernes, 17 de febrero de 2012

Piel artificial con tela de araña

Hasta ahora, dos de las características físicas reconocidas de la seda de la tela de araña eran su increíble fuerza, tanto fuerte como el acero; y su alta capacidad de resistencia, hasta cinco veces mayor que el Kevlar, material del que están hechos los cascos y los chalecos antibalas. A estas dos características ahora hay que añadirle una más, su capacidad para ayudar al desarrollo de piel artificial, útil para el tratamiento de pacientes con graves quemaduras, gracias a su propiedad biodegradable y su capacidad para favorecer el crecimiento celular.

Según un estudio realizado por Hanna Wendt, ingeniera de tejidos de la Escuela Médica de Hannover (Alemania), publicado en la revista científica de libre acceso 'PLoS One', el mecanismo a seguir para aplicarlo en medicina regenerativa es extraer células sanas de la piel de un paciente, o de un donante, y cultivarlas en una malla fabricada con la tela de araña. Luego se trasplanta esa malla a la piel del quemado. Gracias a su capacidad biodegradable, la malla fabricada con la tela de araña es absorbida por el organismo, sin que aparezca ningún problema de toxicidad. Una vez la malla de tela de araña es absorbida, sólo permanece las células de piel implantadas.
En primer lugar, se cultivó la primera capa de fibroblastos y se los dejó crecer durante dos semanas. Al cabo de ese tiempo, se añadió una segunda capa de queratinocitos, hasta completar un modelo de la piel humana. Los autores concluyen que las fibras de la seda "parecen ser un biomaterial prometedor para intensificar la regeneración de la piel".


Celulas cultivadas en tela de araña, el primer  (A) y  el cuarto día (B)  días después de la colocación

Este mismo procedimiento se ha empleado con otro tipo de material, como la silicona, el poliéster, el poliglicólico o las fibrinas; lo ideal es que sea un tejido que el propio cuerpo incorpore y se degrade con el tiempo
Aunque parezca una gran novedad, la seda de las telas de araña se ha venido utilizando desde la Antigüedad para curar heridas. Los griegos ya utilizaban este material para realizar cataplasmas para controlar las hemorragias.
El siguiente paso será fabricar este material a nivel industrial a través de un compuesto sintético que imite fielmente las propiedades de la tela de la araña Nephila.