martes, 4 de septiembre de 2012

Los efectos del verano en la piel y sus tratamientos posteriores


Con la llegada del mes de Septiembre se dejan atrás los excesos y despreocupaciones de verano, tanto en el plano personal como laboral. Durante los meses de verano, a pesar de tomar todos los cuidados posibles para nuestra piel, hay veces que olvidamos aplicar el protector solar cada dos horas, no realizamos una correcta hidratación por la noche e incluso fallamos en la elección de los productos indicados para nuestro tipo de piel. Todo esto hace que nuestra piel se vaya resintiendo y llegue al final del verano con muchas carencias.

Durante muchos años se creía que el bronceado era saludable, debido a que es indispensable tomar mucho el sol para que la vitamina D se sintetice en nuestro cuerpo. Pero en realidad, los rayos solares producen esta acción de forma directa sobre el núcleo de las células en forma constante, siendo responsables del aspecto ¿despulido? de la piel que muchas veces tiene como resultado final un cáncer.

La zona donde más se pueden ver los efectos dañinos del sol es el cuello es una zona que apenas tiene capacidad de defensa, y en ocasiones esta piel se puede ver engrosada y manchada. Otra zona donde es muy visible los efectos negativos del sol son las manos, donde se producen hematomas con el mínimo roce, debido a que los capilares se vuelven frágiles.

En la zona del rostro la diversidad de lesiones que nos encontrarnos es más alta, ya que podemos ver alteraciones tan diversas como manchas, pecas, dilatación vascular, poros dilatados, puntos negros y arrugas que aparecen a edad temprana.

Por todo esto es importante un correcto cuidado de nuestro cuerpo frente al sol y sus negativos resultados, pero más importante es que este cuidado se lleve a cabo tanto antes como después de la exposición solar y durante todo el verano.

Una vez terminado el verano, es importante realizar una serie de cuidados y tratamientos para regenerar la piel dañada durante la jornada estival.

Lo primero que se debe realizar es acudir a un dermatólogo para que realice una exploración sobre nuestra piel, fijándose en las posibles modificaciones u otros posibles problemas, dando un tratamiento adecuado para las dilataciones vasculares.

Para solucionar el problema de flacidez cutánea, por haberse alterado las fibras colágenas, pueden utilizarse tratamientos con radiofrecuencia o láser y así estimular la formación de nuevas células.

Los peelings son recomendables ya que con ellos se logra una exfoliación química y controlada, que reduce el espesor de la piel eliminando las células superficiales muertas o dañadas.

Una vez realizados los tratamientos indicados para la renovación de la piel, no debemos olvidar que se debe hidratar siempre, tanto desde el exterior como del interior. Para ello se deben usar cremas o geles que estimulen la creación de ceramidas regularizando la piel.